Enmedio

Una aproximación al activismo creativo

Por Laia Manonelles Moner

El colectivo Enmedio, Arte, política y nuevas tecnologías, participa activamente en el activismo creativo que se lleva a cabo en la ciudad de Barcelona a partir de una serie de acciones colaborativas, talleres y jornadas que proponen la práctica artística como una herramienta de reflexión y de intervención social. Enmedio, que este año ha cumplido su décimo cumpleaños, yuxtapone el activismo con la creación artística para así articular una serie de iniciativas para cuestionar, provocar, debatir y dar visibilidad a varias problemáticas sociales enmarcadas dentro del actual contexto político y económico. Las intervenciones se realizan a partir de la implicación activa de la ciudadanía, de la comunidad, puesto que el arte se convierte en un detonador para promover la participación, para pasar a la acción.

«El activismo creativo es un instrumento para alcanzar un cambio social, para irrumpir en el tejido de la sociedad y propiciar acciones concretas, tan directas como reivindicativas. Ejemplos de varias iniciativas de Enmedio que reflejan directamente el malestar social son: «Sí se puede. Pero no quieren» (2013), «Fiesta en el INEM» (2009) y «Fiesta Cierra Bankia» (2012) y «Mi caaasa» (2017)». (*67)

«Sí se puede. Pero no quieren» es la campaña gráfica de los escrachesorganizados por el colectivo Plataforma de Afectados por la Hipoteca (Enmedio, 2013). Este movimiento social exige promover el alquiler social, la dación en pago retroactivo y la paralización de los desahucios, y presentó en el Congreso una iniciativa legislativa popular (ILP) con el apoyo de casi un millón de firmas. Para pedir que los diputados aprobaran la ley en el Congreso, esta plataforma y otros colectivos como Enmedio se movilizaron, y una de las vías —dada la dificultad de acceder a dialogar directamente con los políticos— fue la de los escraches utilizados en Argentina. Es decir, manifestaciones pacíficas delante del domicilio o el trabajo de quien se quiere denunciar para hacer reflexionar a la persona y concienciar a la ciudadanía. Dentro de este marco, la PAH se puso en contacto con Enmedio para pedirles que colaboraran con el diseño de la campaña de los escraches, puesto que el colectivo había participado previamente de forma activa contra el problema del alojamiento con el movimiento social Vdevivienda y el diseño de la campaña «No vas a tener una casa en la puta vida» — Vdevivienda, 2013—. «Sí se puede. Pero no quieren» se concretó de manera eficaz y sencilla, y se respetó el imaginario propio de la PAH, y Enmedio facilitó la distribución del «kit del escrache» mediante un archivo abierto y accesible —desde las páginas web de la PAH y de Enmedio— porque todo el mundo pudiera disponer de estas herramientas para defender y reivindicar los derechos sociales.

Directamente relacionado con esta propuesta, se ha desarrollado el taller de acción fotográfica «No somos números» (Enmedio, 2013), en el cual las personas directamente afectadas por los desahucios participan en la construcción de una serie de retratos en que ellos son los protagonistas. Estas imágenes se utilizan posteriormente para ubicarlas en las sedes de las oficinas bancarias responsables de la pérdida de su vivienda y también se hacen unas postales —dirigidas a las entidades bancarias— en que se puede leer la realidad de los desahuciados. El objetivo principal es humanizar, ir más allá de las cifras y de las estadísticas que transmiten los medios de comunicación poniendo cara a las personas que sufren esta malaventurada situación. Cito las palabras de Oriana Eliçabe, una de las responsables del taller de acción fotográfica y miembro del colectivo Enmedio:

«Desde la fotografía y en colaboración con la PAH, trabajamos para revertir la representación victimista y deshumanizada que dan los medios de los afectados por la hipoteca. Retratamos a las personas pendientes de desahucio o ya desahuciadas y pegamos esos retratos, ampliados, en los bancos responsables de su situación, mostrando así que los desahuciados tienen cara y ojos, que no solo son estadísticas. Y a partir de esas fotografías, hemos diseñado también una serie de postales donde se explica la historia de los afectados, dirigidas en primer lugar a los bancos y luego —durante los escraches— a los políticos.» (*68)

Con estas acciones se pone de manifiesto que la participación directa de la ciudadanía es esencial. Se parte de una concepción artística con una clara funcionalidad social y política y se remarca la importancia del proceso en la construcción de estas obras colaborativas. Otra artista activista que ha trabajado el tema de la problemática de la pérdida y la falta de vivienda es Martha Rosler en su proyecto If You Lived Here... (1989), articulado en un conjunto de tres exposiciones a partir de las cuales se organizaban una serie de talleres, mesas redondas y charlas. Al mismo tiempo se ofrecía un espacio de lectura para consultar material documental sobre esta realidad y se facilitaban listas de organismos que dan apoyo a las personas que se quedan sin hogar. Justamente, el texto que se leía en el muro de la segunda exposición «Homeless: The Street and Other Venues» es una afirmación tan rotunda como clarividente del urbanista Peter Marcuse: «La falta de hogar no existe porque no funcione el sistema, sino porque ese es el modo en que funciona». (*69)

Yayo Aznar y María Iñigo, en el artículo «Arte, política y activismo», subrayan que los artistas activistas potencian la participación y facilitan herramientas a la comunidad, y se distancian de la figura de los artistas que retratan «desde la distancia» a los que sufren una situación de miseria o precariedad. Como ejemplo de esta manera de aproximarse a los colectivos desfavorecidos, sin consensuar la imagen estereotipada que socialmente se proyecta, Yayo Aznar y María Iñigo citan al artista Krzysztof Wodiczko y su trabajo sobre los indigentes (*70). Las autoras exponen en relación a este tema:

«Para los realizadores la participación se convierte en un proceso de autoexpresión, y muchas veces de autorepresentación, protagonizado y asumido por toda la comunidad. Martha Rosler ya trató explícitamente la polémica sobre la representación afirmando la posibilidad de una «representación participativa» frente a las formas de representación dominantes que enmascaran la explotación simbólica y material de la miseria del sujeto subalterno». (*71)

Aquí es pertinente citar al teórico Craig Owens, puesto que en varios de sus textos, como The Indignity of Speaking for Others: An Imaginary Interview (1983) o bien Retratos de personas con sida (2005), también advierte del peligro del «artista altavoz», que pueden acabar reproduciendo las dinámicas dominantes que critican al ofrecer un retrato del «otro», del oprimido, sin cederle la palabra.

Enmedio interpela directamente a la ciudadanía, puesto que las acciones parten de una participación activa. En la misma dirección, en 2009, Enmedio organizó una fiesta en una oficina del INEM (Enmedio, 2009), en Barcelona, para combatir la parálisis y la «política del miedo» generada a partir de la irrupción de la crisis. Con esta intervención se ejecuta una reapropiación del espacio y se promueve la participación social. En el vídeo que recoge la acción, que se difundió ampliamente en internet, se ve como la gente participa, ríe y combate, así, la incertidumbre y la angustia provocada por la precariedad. La fiesta tuvo una amplia repercusión en el entorno virtual y, como consecuencia, también se llevó a cabo en otras localidades, como en una oficina del paro de las islas Canarias.

Hay que relacionar «Fiesta en el INEM» con la «Fiesta Cierra Bankia» (Enmedio, 2012), en el contexto en que esta entidad fue rescatada con 23.000 millones de euros provenientes del fondo de dinero público mientras que —la misma semana— el Gobierno anunciaba nuevos recortes de 20.000 millones de euros en los ámbitos correspondientes a la Educación y la Sanidad. En esta ocasión la fiesta se inició cuando una clienta cerró su cuenta corriente en la citada entidad y entonces el grupo de personas indignadas que estaba esperando que alguien hiciera este paso empezó la celebración con música, cava y confeti con tal de animar a más clientes a desvincularse de Bankia. El vídeo de la acción se colgó en internet y obtuvo —en 24 horas— más de 250.000 visitas, que han ido aumentando. Al mismo tiempo, el registro audiovisual también se mostró en varios medios de comunicación y, a partir del efecto multiplicador, se organizaron más fiestas «Cierra Bankia» en otras ciudades del Estado. Hay otros artistas que comparten esta misma voluntad de cuestionar la gestión de las entidades bancarias. Es un ejemplo Mar Arza, con su obra Nota important (2013), en que interviene siete cuentas corrientes para ahorrar palabras para cuando las necesite. Joana Masó, una de las comisarias, conjuntamente con Assumpta Bassas, de la exposición Lectures i consums... (2013) en el Centre d’Arts Santa Mònica, comenta en el libreto de la muestra: «se trata de una acción no “válida” que arranca en los espacios a la vez pautados y vedados, a la vez administrativos y anónimos, la capacitación y la propia autorización de la palabra, así como la preocupación por qué lenguaje sostener» (2013). Vemos aquí que la poesía se infiltra en las entidades bancarias, crea un nuevo código y se convierte en un acto subversivo. Estas intervenciones se ejecutan en un marco concreto, puesto que se pretende huir de la abstracción con tal de acercar las problemáticas trabajadas a toda la ciudadanía. Con todo, se persigue trascender el contexto local, ya que los proyectos se conciben de un modo que facilita que otras plataformas se apropien de estas iniciativas y las lleven a cabo.

En todas estas propuestas, Enmedio parte de los principios de La Guerrilla Comunicación. La Guerrilla Comunicación se desarrolla al amalgamar las prácticas artísticas con el activismo político con el objetivo de incidir y transformar varias problemáticas sociales y políticas. Las obras interactivas ejecutadas pretenden incentivar un debate, agitar la esfera pública, intervenir en la cotidianidad. Justamente el colectivo alemán A.F.R.I.K.A. —en una conferencia enmarcada en el transcurso de las jornadas «Cómo acabar con el mal» (2012) organizadas por Enmedio en Barcelona—, expuso varias tácticas para llevar a cabo las prácticas artísticas reivindicativas y remarcar la relevancia de transgredir y distorsionar los códigos establecidos mediante el sentido del humor y la ironía.

Enmedio comparte con La Guerrilla Comunicación la determinación de apropiarse del discurso dominante al modificar sus normas, y alterar los códigos para tergiversarlos y subvertirlos. La voluntad de propiciar un détournementy distorsionar los significados responde al propósito de suscitar un debate y una reflexión en torno a varios conflictos sociales, y facilitar la creación de nuevos espacios para pensar y construir alternativas. Citando a Roland Barthes: «La mejor subversión es la de alterar los códigos, en vez de destruirlos» (A.F.R.I.K.A., 2000, p. 1). Una táctica ya utilizada por algunos de los grupos de las primeras vanguardias artísticas, como el dadaísmo y el surrealismo, el arte de acción, el arte conceptual, la Internacional Situacionista, los yippies (Youth International Party) (*72) y otros colectivos como Reclaim the Streets, que fusionan el arte con la intervención política.

Otra intervención que tiene una clara conexión con lo que hemos expuesto es «Mi caaasa» (2017), llevada a cabo dentro del marco del proyecto Polititzacions del malestar. «Mi caaasa» pretende denunciar los procesos de gentrificación a partir de un proyecto de arte público. El 17 de junio instalaron un punto de información en el solar de les Drassanes donde se prevé la construcción de un hotel que la plataforma Salvem les Drassanes ya ha denunciado a la Síndica de Greuges de Barcelona y a la Oficina Antifrau de Catalunya alegando que los servicios urbanísticos del Ayuntamiento de Barcelona habrían incurrido en «supuestas irregularidades» en la tramitación del expediente del hotel (Vicens, L., 2017). Enmedio explicó a los vecinos y las vecinas su propuesta mediante materiales gráficos y un photocall para fotografiar a la ciudadanía con el modelo en miniatura de la escultura del simbólico dedo de E.T. que señala la presión urbanística que sufre el barrio. Esta jornada es el punto de partida de una serie de actividades que se desarrollarán durante 2017 para debatir las consecuencias del derribo de más de 4.000 viviendas en el tejido social y para repensar el papel de las esculturas públicas que se instalan una vez finalizadas las reformas urbanísticas. Enmedio propone que pensemos otro modelo de intervención: ¿qué pasaría si en vez del Gato de Botero se ubicara en el espacio público un monumental dedo de E.T. que denunciara la violencia inmobiliaria?

Esta propuesta es «un reclamo, un cebo para alcanzar una atención mediática y aparecer en varios medios de comunicación para recordarnos que se pueden crear espacios para transmitir otras realidades que a menudo quedan desenfocadas por las estructuras de poder dominantes». Con estas prácticas subversivas en el espacio público, el colectivo Enmedio nos muestra la importancia de interferir en la normalidad, la cotidianidad, el orden imperante. Aquí las estrategias propias de la publicidad se transforman mediante el subvertising, que aglutina las tácticas del advertising con la subversión cultural (*73). En relación directa con estas premisas, la crítica de arte, curadora y activista Lucy Lippard, en el texto «Mirando alrededor: dónde estamos y dónde podríamos estar», introduce el concepto de formas de arte «parasitario». Cito las palabras de la autora:

«Las formas de arte «parasitarias», como carteles intervenidos, pueden tener presencia física en la cultura dominante, al tiempo que la desafían políticamente, creando territorios abiertamente contestatarios que exponen las verdaderas identidades de los lugares y los espacios existentes y su función en el control social (2001, p. 71)».

En la entrevista «Interrumpir lo relato dominante y crear nuestro propio relato es la política que nos interesa», que Amador Fernández-Savater hizo a cuatro de los integrantes de Enmedio, se expone claramente como el activismo cultural es un instrumento para intervenir políticamente en este tiempo de crisis. Los miembros del grupo, profesionales del mundo de la imagen —diseñadores, artistas, fotógrafos, cineastas...— buscan los espacios de intersección entre el arte y la política. Una de las preguntas incide en la «eficacia» de estas acciones simbolicopolíticas en un contexto de crisis en que la realidad de la precariedad está tan presente. Es decir: ¿estas propuestas generan una reacción tangible?

En relación al impacto de estos proyectos en el marco social y político, considero pertinente citar a Amador Fernández-Savater, que en el artículo «Fuerza y poder. Reimaginar la revolución» plantea abiertamente cómo es posible que cincuenta personas puedan parar un desahucio y qué significa «tener fuerza» —aunque esta fuerza no coincida exactamente con tener un poder económico, institucional, etc.—. Amador Fernández-Savater recupera la idea de «la guerra de posiciones» del marxista italiano Antonio Gramsci, que hace hincapié en difundir una nueva visión del mundo que se va construyendo desde la sociedad civil y que va desplazando el poder hegemónico. Fernández-Savater menciona como ejemplos de este proceso el cristianismo, la ilustración, el movimiento homosexual o el movimiento liderado por Martin Luther King por los derechos civiles de los ciudadanos de raza negra. En todas estas luchas se fue confeccionando una nueva definición de la realidad antes de poder transformarla y consolidarla. Dentro de estos parámetros, el propio Gramsci afirma que «cuando se llevó a cabo la Revolución Francesa, ya se había ganado previamente». Fernández-Savater parte de las ideas de Gramsci de la potencialidad de una presión indirecta, anónima y, sobre todo, colectiva, que se infiltra en la cotidianidad y se convierte en el motor del cambio. Relaciona estas ideas con el marco de la revolución cultural del movimiento 15M exponiendo la afirmación siguiente:

«Creo que si cincuenta personas son capaces de parar un desahucio es porque —en cierta medida— ya se ha parado antes. Es decir, porque el 15M, entendido como un nuevo clima social y no como organización o estructura, ha redefinido la realidad. Lo que antes no se veía —el mismo hecho de que haya desahucios— ahora se ve. Lo que antes se veía —normalizado— como una «ejecución rutinaria por impago de hipoteca», ahora nos resulta algo intolerable. Lo que se nos presentaba como inevitable, ahora aparece como algo contingente. El clima 15M pone en crisis, en los términos del análisis de Gramsci, las instituciones de la sociedad civil asociadas al Estado: policías que rechazan acudir a los desahucios, jueces que aprovechan cualquier resquicio legal para favorecer a los desahuciados, periodistas y medios de comunicación que empatizan y amplifican sus mensajes, etc. En definitiva, cincuenta personas, en conexión directa con el clima 15M, tanto en el qué —por lo que luchan— como en el cómo —las formas de luchar—, no solo son cincuenta personas. Están acompañadas por millones, invisibles. Es lo que el filósofo Alain Badiou llama una minoría mayoritaria. Un agente del cambio: capaz de contagiarlo porque él mismo está contaminado (Fernández-Savater, A., 2013)» (*74).

Lo que parecía imposible se hace posible. Las varias acciones llevadas a cabo por el colectivo Enmedio tienen como objetivo principal intervenir en la realidad, sacudir a la ciudadanía, recordarnos la importancia de participar, de comprometernos e implicarnos para luchar contra varias problemáticas sociales. Se trata de ampliar las tácticas de hacer política y de abrir nuevos espacios interactivos y nuevos marcos —gestionados desde la empatía, desde el afecto y desde la experiencia— que definan otras realidades posibles. Aquí lo esencial recae en el proceso, ya que la construcción de estos nuevos horizontes es continua.

Laia Manonelles Moner

Es doctora en Historia del arte por la Universitat de Barcelona, donde actualmente es profesora agregada interina. Es miembro de los grupos de investigación AASD (Arte, Arquitectura y Sociedad Digital) e Interasia. Centra su investigación en el arte de acción y el arte experimental en la China. Una muestra de estos estudios son los libros Arte experimental en China, conversaciones cono artistas (Ediciones Bellaterra, 2011) y La construcción de la(s) historia(s) del arte contemporáneo en China: conversaciones cono comisarios, historiadoras y críticos (Ediciones Bellaterra, 2017).