Relatos para deconstruir la violencia machista desde la Historia del arte
109 sillas, mesa y maniquí
2016
Instalación de 109 sillas vacías, tantas como mujeres asesinadas por sus parejas masculinas durante el año 2015, según indica el cartel/pancarta que sostiene una maniquí vestida con ropa de calle, sentada en una silla sobre una mesa. Las sillas se disponen online, marcando un recorrido espacio-temporal que se inicia alrededor de la mesa y sigue en forma de espiral, hasta subirse por un muro. Las sillas, las palabras y la maniquí funcionan por literalidad (título y cartel) y metonimia (sillas y maniquí) impidiendo que las mujeres asesinadas sean reducidas a meros guarismos estadísticos oa metáforas sustitutorias que maquillan en lugar de mostrar la violencia heterosexual masculina. Para que las sillas no suplan a la mujer muerta sino que indiquen la ausencia de vida, propone que sea el espectador/a quien ponga la presencia, experimentando el espacio y el tiempo donde se da la vida a través del recorrido de las sillas. El artista desnuda el hecho, le deja en estado crudo. En política, la silla vacía es una táctica de protesta. Aquí no; no hay denuncia, sino revelación de verdad. En Silla Zaj (1974) propone al espectador/a que se sienta "hasta que la muerte les separe". Aquí la muerte es separada.